martes, 13 de noviembre de 2007

Los Balcanes (III). Sarajevo

Mucho se ha hablado de Sarajevo desde el sitio de las tropas serbias. Capital cultural y sede del gobierno, ciudad del cine, ciudad olímpica, ciudad de cementerios, ciudad de la reconciliación, ciudad religiosa, ciudad jubilosa… son numerosos los calificativos que podrían atribuírsele ya que, como muchos han dicho, Sarajevo es la ciudad de los contrastes.

Situada al norte de Herzegovina, la ciudad de Sarajevo se abre paso entre impresionantes montañas cuyas laderas pueblan barrios de casitas que parecen buscar inexistente espacio para continuar creciendo.


El tiempo aquí, diferente al de la costa Dálmata y Móstar, nos dio tregua con un poco de fresco por las noches, lloviznas débiles y tormentas eléctricas que iban y venían en media hora.

Antes de llegar allí, las únicas referencias que tenía de Sarajevo eran las que me había proporcionado la televisión durante los años de guerra y escasas consultas que había realizado por internet.

Esta era la imagen que la tele había forjado en mi mente adolescente sobre el concepto de Sarajevo, allá por 1993.
En esta ciudad están acostumbrados a la presencia de extranjeros. Tropas internacionales supervisan los acuerdos de paz desde el 95 y políticos y empresarios extranjeros, aportan el flujo económico para la reconstrucción, asi que es muy común que cualquiera con el que hables, tenga un inglés tan fluido que podría avergonzar a la mayoría de europeos occidentales.

Allí encontré españoles, italianos, alemanes, británicos, eslovenos y norteamericanos, estos últimos atraidos sobre todo por el Festival de Cine. En Croacia, están acostumbrados a las visitas de turistas en verano. Es mas, podría decir que algunos están molestos por las masificaciones y “precios para guiris” de Dubrovnik y otras zonas costeras. De hecho, algunas veces me recuerdo a mi mismo comentando: “putos bordes croatas, parece que te están haciendo el favor de su vida por cobrarte la compra con esa cara tan larga…” En Bosnia, nunca experimenté esa sensación. Mi experiencia, fue que la gente es cordial y están contentos de poder ayudarte. Es mas, si te quieren timar, que lo hicieron, lo hacen con elegancia y respeto. Recuerdo por ejemplo al taxista que nos llevó desde la estación de autobuses hasta el casco viejo. Nos cobró 5€, pero nos hubiera cobrado 5€ a donde fuéramos. Sabía que era la primera vez que estábamos en Sarajevo y que teníamos serias dudas sobre el lugar al que teníamos que ir. Sabía que no hablábamos el idioma, y sabía que íbamos a pagar y que manejábamos mas viruta que casi cualquier bosnio. Eso si, lo hizo con mas finura que algún taxista madrileño con tres japonesas. Esa fue la primera vez que nos tangaron, la segunda, de forma mas descarada, la mencionaré mas adelante.

Las primeras vistas de Sarajevo son las torres de edificios con restos de metralla y destrozos desde donde se decía, los francotiradores disparaban sin piedad a todo coche que intentara abandonar la ciudad en dirección al aeropuerto. No importaba que fueran mujeres o niños. Barricadas o tranvias derribados en mitad de la via obligaban a los vehículos a reducir la velocidad y serpentear entre los obstáculos. Nadie debía salir del sitio en el que la falta de alimentos, medicinas y productos de higiene desgastaba la moral de la población.
Como en otra entrada mencioné, estos edificios con heridas de guerra conviven con modernos bloques de espejos como el horroroso hotel Holiday Inn, reconstruido y pintado de amarillo, que en su dia albergó a periodistas occidentales que cubrian el asedio y que no se libró de los disparos de mortero.


Una vez adentrados en el casco urbano lo que llama el atención son los tranvías, esta red, construida en 1884, antes incluso que la de Viena, fue la primera de los Balcanes y conserva los mismos vagones desde probablemente épocas de Tito. Durante la guerra, el tranvía era un lugar especialmente inseguro en el que estar. Al igual que toda aglomeración de gente, los tranvías fueron objetivo de atentados, de las balas de los francotiradores y de bombardeos indiscriminados.


Evitando las aglomeraciones de hora punta


El rio Miljacka, atraviesa la ciudad, y a su vez es atravesado por numerosos puentes. En uno de ellos, el Latin Bridge, se cometió el atentado en el que Gavrilo Princip, nacionalista serbio de 20 años, dispararó contra el Archiduque Fernando y su mujer, encendiendo la mecha que daría lugar a la Primera Guerra Mundial.


A lo largo de la ribera se distribuyen edificios que podrían verse a la orilla del Danubio a su paso por Viena o Budapest, probablemente fruto que la herencia de la ocupación austro-húngara dejó impresa en la ciudad. Imagino, que si la ciudad es bella ahora, antes de la guerra y antes de que quedara dilapidada su tradición arquitectónica tras la reconstrucción, debió ser especialmente bella.

El centro de la ciudad y espíritu de la misma es el barrio turco. En un hostel situado en el mismo, tras largas negociaciones (mas de una hora) intercaladas con comentarios sobre las visitas del Ademar de León a Sarajevo y el fútbol y baloncesto español, conseguimos una habitación en el ático del edificio por 12€. La habitación era como un horno. De dia, era imposible permanecer mas de media hora, y gracias a la providencia las noches refrescaban y los mosquitos sarajevinos eran mas piadosos que los de los campings croatas…

El barrio turco, la Bascarsija, construido durante la ocupación otomana, y tradicional centro comercial, económico y cultural, es una zona bulliciosa a todas horas. Hay un mercado cubierto de madera, decorado con arabescos y ventanales cubiertos con celosías, intrincadas calles con puestos de camisetas de equipos locales e internacionales, camisetas de coña de recuerdo, tipo: “rakia, connecting people” o… Bad Bull, con las letras de la conocida bebida, e imaginaros que, entre grosero y sexual, sale haciendo el toro. Recuerdos locales, pipas para fumar, lámparas como las de Aladino, zapatos con la punta en forma de espiral, también como los de Aladino, sombreros árabes rojos y negros, dagas, y toda clase de parafernalia árabe mezclada con utensilios de cocina.


La plaza está rodeada de minaretes de las numerosas mezquitas y madrasas que constituyen el “skyline” de Sarajevo. Los fieles, acuden a las llamadas (algunas sin altavoz, a pleno pulmón) en las horas de oración. Aquí también pueden verse dos iglesias y una sinagoga no muy lejos.


El sentimiento religioso es muy extraño. Por una parte, se dice que Bosnia es la reserva espiritual del mundo musulman en Europa, y esto se ve en que las mezquitas están a rebosar de gente, se vende el Corán, y textos religiosos en la calle, y muchos hombres y mujeres utilizan el atuendo musulman, barba larga ellos, y pañuelo ellas. Todo esto, en contraste, sobre todo, con la juventud, vistiendo a la moda occidental. Ellas, vestidos de nochevieja para cualquier viernes por la noche. Ellos, mas normalitos, bebiendo Sarjevsko (la birra local), rakia (el aguardiente local) o un copazo de JB de importación, pasándolo bien y saliendo hasta las tantas de noche.

El centro neurálgico de la plaza es una fuente de varios caños de estilo musulman, llamada la fuente de las palomas, ya que acuden allí a menudo atraidas por la comida que la gente las ofrece (realmente no se si antes había visto tantas palomas juntas). Hay que mencionar, que Sarajevo ofrece al viandante multitud de fuentes de agua fresca, y no es para menos, ya que la ciudad está rodeada por cinco montañas, alguna de las cuales supera los 2000 metros.


Mención especial merece la comida de Sarajevo. En Sarajevo, no existen los macdonalds ni burrikings, no se si por falta de demanda, o por que estas dos compañias todavía no han puesto sus ojos sobre los Balcanes. Lo que predomina allí, es la carne, los vegetales y los lácteos, influenciados en la forma de cocinarlos por Turquía y por Grecia, por Croacia y por Serbia.

Uno de los platos mas conocidos es el Cevapcici, que son salchichas especiadas de carne de cordero a la brasa, servidas en el interior de medio pan de pita y acompañadas de cebolla picada cruda. Muy consumido para desayunar.


El Burek, otro plato muy famoso que se vendía en racciones de 250 gr, medio kilo o kilo, es un plato mas elaborado y lleva carne picada de cordero en canelones de hojaldre, todo ello especiado con menta, limón y pimienta. He oido de gente que dicen les empalagaba este plato. A mi me resultaba delicioso…


Que no tuvieran macdonalds no significaba que no tuvieran hamburguesas, pero era inevitable el sello local. Te las servían en pan de pita y con salsa de yogur, como la de los kebaps.

La comida, solía ser acompañada por el yogur para beber, que aquí en España, no he conseguido comprar en ningún lugar. No se parece a los yoplait que nos tomamos, pero creedme, está muy bueno con platos de carne, y es posible esta combinación ya que el yogur, ni es especialmente dulce ni especialmente amargo.

Sigamos con Sarajevo... Del barrio turco parte una de las principales calles de la ciudad, llamada Marsala Tita, en ella está la catedral católica, y la calle en general podría parecerse a una de las grandes avenidas de las ciudades europeas, con comercios modernos, agencias de viajes, ópticas, tiendas tipo berska, cafés, terrazas… Al final de esta calle está la llama permanente en recuerdo de los fallecidos, y a escasos metros un agradable parque donde se daban crueles contrastes. Por un lado, los niños jugaban, los moteros de soleado sábado por la mañana hacían cabriolas y las parejas retozaban en los bancos, en convivencia inmediata con las tumbas musulmanas esparcidas por todo el césped del parque, que no dejaban dudas con solo consultar las fechas; 1993, 1994, 1995. Durante el sitio, la ciudad se quedó pequeña para enterrar a sus muertos y las tumbas pueden encontrarse en parques, jardines y verdes, a la vista de todos y un poco mas ocultas. 11.000 muertos para una ciudad, son muchos muertos.



Siguiendo la carretera, en esa misma dirección, se encuentra la Avenida de los francotiradores, macabro nombre con la que se la conoce popularmente. Esta avenida, lleva a la zona industrial de la ciudad y al aeropuerto, via de escape del Sarajevo sitiado. En una casa cercana al aeropuerto el ejército bosnio construyó un tunel que llevaba al interior del aeropuerto, que era zona Internacional protegida por la ONU. Durante meses, el ejercito agresor no supo de la existencia de ese túnel, pero cuando cayeron en la cuenta, extremaron la vigilancia de la zona y fueron muchos los que cayeron intentando alcanzar la entrada del túnel.

10€ por dar una vuelta en ese A6

Nosotros, no llegamos a ver mas que la entrada, ya que cuando llegamos (a las 4 de la tarde) la casa ya estaba cerrada. Un empleado del hostel nos cobró 10€ por persona por contratar un taxi hasta allí a nosotros y a una pareja hispano-sueca (se repartieron el dinero el taxista y él). La casa estaba cerrada, asi que cuando por la noche volvimos a verle prometió que al dia siguiente por la mañana haríamos de nuevo la visita. Pasada la noche, se las arreglo para no aparecer por el hostel de nuevo y esquivarnos de ahí en adelante.

En todos los lugares turísticos existe esta picaresca con los turistas, podemos verlo aquí, en nuestra España, en Marruecos y en Estambul. Yo recomiendo a los que quieran hacer esta visita, que cojan un taxi por su cuenta, que acuerden el precio previamente con el taxista y que tengan en cuenta que luego se les va a volver a cobrar por entrar en el tunel.

Coincidió con nuestra visita la celebración del Festival de Cine de Sarajevo, mas bien la clausura, y allí presentaban sus películas Gus Van Sant, Michael Moore y Steve Buscemi entre los mas conocidos. No conseguimos ver a ninguno de ellos, pero el ambiente que se vivía en la ciudad, y sobre todo en los alrededores del recinto principal era increíble. Las películas se proyectaban en versión original con subtitulos en inglés, y el público extranjero era numeroso. Este festival, nació durante los años del sitio, donde para divertirse y alegrar un poco el espíritu proyectaban películas con una masiva afluencia de público. Después de la guerra, el festival se convirtió en uno de los diez mas importantes de Europa, siendo Sarajevo, el centro cinematográfico mas importante de los Balcanes. Actualmente, compiten por los premios importantes producciones europeas y norteamericanas, pero sobre todo se da a conocer el cine croata, serbio, húngaro, turco, ruso, y aún queda sitio para las producciones orientales de China o Japón, que dejan perplejo al espectador no acostumbrado…

¿Estaría Steve Buscemi en el Holiday Inn?

Las noches de los fines de semana en Sarajevo son muy animadas, especialmente cuando llega el buen tiempo. Hay muchas terrazas, donde tomar Sarajevsko y zumo de limón. Pubs de estilo occidental que permanencen abiertos hasta después de las cinco, discotecas…

La impresión que me dio es que la juventud bosnia no quiere saber nada de la política del enfrentamiento, quieren cerrar las heridas (allí cada uno tiene su historia personal), les apetece emborracharse, reir y disfrutar de las cosas buenas que les ofrece la vida. Como antes dije, ellas salen muy elegantes y la musica en los pubs varía desde el turbo-folk, éxitos locales y electrónica made in germany.

Para despedirnos de Sarajevo, visitamos una colina desde la cual se podía contemplar toda la ciudad al atardecer. Llegar hasta allí requiere subir empinadas cuestas y pasar a traves de un cementerio que merece la pena ver. Nunca había contemplado un cementerio tan grande, y lo curioso es que unos 500 metros a la derecha hay otro del mismo tamaño.


Esta parte de Sarajevo forma parte de los contrastes antes mencionados. Aquí daba la sensación de estar en un pueblo, las casas eran pequeñas, y los crios y los perros y gatos estaban por la calle como pedro por su casa, los unos jugando con un balón, los otros olisqueando a los extraños, y los terceros bostezando a la sombra. La vista desde el alto es espectacular; las cinco colinas y Sarajevo en el valle, surcado por multitud de minaretes y edificios modernos al fondo.

Para finalizar, recomiendo a todos esta ciudad. No se parece a ninguna otra que haya visto y estoy seguro de que a nadie va a dejar indiferente. Su historia reciente, sus pequeños placeres, y la calidez y peculiaridad de sus gentes la hacen de verdad especial.


Bosnia, todavía no es un país inundado por el turismo, pero tiene un gran potencial, por su naturaleza exuberante, sus montañas, sus estaciones de esquí y sus ciudades. Los precios todavía son muy asequibles, asi que ánimo, ánimo!

No hay comentarios: