martes, 20 de noviembre de 2007

Disparando a perros

Disparando a perros es una película que retrata el genocidio cometido durante unos 100 días en Ruanda, en el cual, miles de tutsis y hutus moderados fueron asesinados.


No es la primera película que se realiza sobre lo sucedido allí; Hotel Ruanda, ya retrataba el ambiente previo al asesinato del Presidente, la desesperación de los tutsis, la repatriación de ciudadanos occidentales y el abandono de las fuerzas de la ONU, pero Disparando a Perros tiene la particularidad de haber sido rodada en el escenario original y con actores secundarios que sobrevivieron al conflicto.

Esta docupelícula no es un hito del cine, tampoco sus actores son famosos, no tiene un presupuesto de Hollywood ni efectos especiales, pero es una de esas películas que se mantiene en tu memoria, y aunque no ofrezca soluciones consigue que se planteen preguntas.

La trama de la película se desarrolla en la Escuela Técnica Oficial en Kigali, donde se encontraba la sede de la misión del sacerdote bosnio Vjeko Curic, que en la película aparece recreado por el Padre Christopher (John Hurt), y un cuartel de los Cascos Azules de Naciones Unidas que protegían a la comunidad religiosa y a los alumnos de la Escuela.

Sin tenerlo previsto, y sin los recursos suficientes, tras el atentado contra el Presidente de Ruanda, unos cien tutsis perseguidos por los hutus, se refugian en la Escuela. Con el paso de los días, el recinto se convierte en una reserva de tutsis rodeada de hutus sedientos de sangre, armados con machetes y borrachos que esperan a que la ONU abandone el lugar para no perdonar la vida de ningún tutsi.


Se puede decir que el Padre Christopher es el personaje principal. Él constituye el apoyo moral de los que le rodean, salvo del capitán Delon, y se debate entre cual debe ser su papel allí, si debe salvar la vida o permanecer con su gente. Al igual que la labor de la ONU, en ocasiones, su trabajo es puesto en duda. Se centra en la catequesis, en la omnipresencia y en explicar el sentido de la Eucaristía y la Semana Santa, cuando ni rastro de Dios queda allí.

Este personaje nos deja algunos diálogos como este:

Marie: -Ya no queda nada para quemar.

Christopher: -Usad las Biblias. Hay para todos si las compartimos.

Aparece Joe

Chritopher: -¿Sabes una cosa Joe? Esta gente viene aquí a oír misa desde hace no se cuanto tiempo. Se levanta, viene a la iglesia, cantan, hacen genuflexiones, se arrodillan y se van. ¿Sabes por que? Por que les han dicho que lo hagan. Cumplen si entender lo mas mínimo nada de lo que están haciendo. Solo obedecen. Tanto si se les dice que coman una hostia o que maten a machetazos a los de su propia sangre.

Joe (Hugh Dancy), es un joven voluntario de una ONG, que representa en cierto modo la visión occidental de la situación.

El capitán belga Charles Delon de los Cascos Azules (Dominique Horwitz), reproduce el punto de vista de Naciones Unidas.

La joven alumna tutsi Marie (Clare-Hope Ashitey), representa la esperanza de los ruandeses puesta en los europeos, esperanza que casi todos frustrarán.

Por último están los corresponsales de la BBC, que son los encargados de que la opinión pública occidental conozca el genocidio.

Rachel, una periodista británica, nos deja también diálogos muy interesantes:

Hablando del año pasado de Bosnia, cuando ejercía allí como corresponsal (1993)

Rachel: -Cada dia lloraba. Pero curiosamente aquí… ni una lágrima.

Joe: -Supongo que te vas acostumbrando.

Rachel: -No… No… es peor que eso… Cada vez que veía una mujer bosnia muerta, una mujer blanca, pensaba: Podría ser mi madre. Pero aquí, solo son… africanos muertos.

Silencio.

Rachel: -Que cosas digo. En el fondo solo somos unos perfectos egoístas.

El título, Disparando a perros hace referencia a una decisión del capitán Charles Delon de los Cascos Azules de disparar contra unos perros que se alimentan de los cadáveres y pueden transmitir enfermedades a la población. Esta razón, aparentemente inocente es de vital importancia en la trama del discurso critico de la película.


El origen del guión de David Wolstencroft está en las experiencias ruandesas de David Belton, productor del film, y que conoció bien al padre Vjeko Curic, que le salvó la vida ocultándolo de los hutus. Él era un reportero de la BBC que en 1994 viajó a Ruanda a cubrir la guerra. El sacerdote le acompañó y le protegió en numerosas ocasiones, y gracias a él muchos supieron de los horrores de aquel genocidio. Cuando tiempo después, en Washington, Belton supo del asesinato del padre Curic, decidió escribir el argumento junto al documentalista Richard Alwyn y producir la película.



En España no conocemos tan bien el conflicto como en Francia o Bélgica, países excoloniales con mayor relación, sobre todo lingüística, con el África subsahariana. Hemos visto películas, leído los periódicos y visto las noticias de la tele, y eso de hutus y tutsis nos suena muy lejano, a una incomprensible guerra de un desgraciado país africano, pobre en extremo, con muchos Ak-47 y enfermo de sida pero ¿Cómo es aquel país? ¿Quiénes son los hutus y quien los tutsis? ¿Cuál fue la situación histórica que desembocó finalmente en el conflicto? ¿Acaso el asesinato del Presidente fue la causa única de las matanzas? ¿O este fue uno mas de los hechos perfectamente orquestados para poder justificar el conflicto?



Ruanda. Una historia de violencia.

Ruanda es un país pequeño, de elevada densidad demográfica y relieve ondulado, situado en la región de los Grandes Lagos, en el África oriental. En el siglo IV a.C. los twas, pigmeos cazadores, se internan en las montañas boscosas de Ruanda e instalan asentamientos de forma permanente.



Unos diez siglos mas tarde, agricultores hutus comienzan a llegar a la región y a establecerse de forma sedentaria, conviviendo con los twas en paz. Cien años después, y ya en el siglo XII y XIII de forma mas evidente, granjeros tutsis llegan a Ruanda provenientes de los alrededores (principalmente de la actual Uganda). También estos últimos se instalan en la zona y en el siglo XIV pasan a formar parte de una comunidad formada por twas (cazadores), hutus (agricultores) y tutsis (ganaderos).
La convivencia entre las dos últimas etnias fue simbiótica durante un tiempo hasta que a partir del siglo XVI, los principales jefes tutsis inician unas campañas militares contra los hutus, matando a sus príncipes, a los cuales, de forma simbólica, cortaron los genitales y los colgaron en los tambores reales buscando humillar a sus enemigos y recordarles que los hutus, eran súbditos de los tutsis. En ese momento, había comenzado una relación de vasallaje dominada por la etnia menos significativa en la zona, los tutsis, con un 14% de la población.



La organización de los clanes reales tutsis dominó todo el país, lo que provocó una casta militar y social compuesta por tutsis y que excluía a la mayoría de la etnia hutu. Se creó una estructura socioeconómica clasista que aumentaría con la llegada de la colonización europea; alemana en primer lugar y belga después. La influencia occidental, a través de la introducción por los belgas de un carné étnico, que proporcionaba a los tutsis mayor nivel social y mejores puestos en la administración colonial, acabó por institucionalizar las diferencias sociales. Por aquel entonces, los pigmeos twas, gozaron de un relativo buen trato por parte de la etnia tutsi que consideraba a los cazadores de las montañas por encima de los hutus en la pirámide social.
En 1959, ante el hartazgo de la población hutu, se comienza, de forma meditada, a intentar socavar el poder de los tutsis para llegar a un mejor reparto de la riqueza. A partir de ese año, se producen revueltas, asesinatos masivos, quemas de casas y propiedades, deportaciones y exilios a los países vecinos.

En 1961, Ruanda, liderada por la mayoría hutu, se independiza de Bélgica. Este momento fue aprovechado por la ONU para organizar un referéndum bajo supervisión internacional. El resultado fue de un 80% del NO a la continuidad de la monarquía tutsi, lo que obligó a los gobernantes a aceptar la República, forzando el exilio de miles de tutsis partidarios del sistema vigente monárquico y contrarios a conceder el poder a la etnia hutu.


Los exiliados de corta edad de aquel momento, con el paso de los años, llegarían a convertirse en los fundadores del Frente Patriótico Ruandés, que tuvo un papel decisivo en la guerra civil del 94.

En 1972 se produjeron unas terribles matanzas en el vecino Burundi: 350.000 hutus fueron asesinados por tutsis y esto provocó, definitivamente, un sentimiento anti-tutsi por parte de la mayoría de la etnia hutu en Ruanda. La población comenzó a exigir a su presidente Grégoire Kayibanda mano dura contra la antaño clase dominante del país y la respuesta insatisfactoria por parte del presidente y los casos de corrupción en el gobierno, provocaron el golpe de Estado del general Habyarimana (de etnia hutu), en julio de 1973.

Caudillismo y gobiernos militares.

Pese a su irrupción antidemocrática en la escena política, el gobierno del general realizó una buena gestión del país hasta la segunda mitad de los 80, contando con el apoyo logístico y militar de Francia. También tomó la iniciativa de una reconciliación nacional. Éste, había conseguido apaciguar a unos y a otros cediendo, sobre todo, en que el control financiero del país se concentrara en manos tutsis.

En octubre de 1990, el Frente Patriótico Ruandés, compuesto por exiliados tutsis expulsados del país por los hutus con el apoyo del ejército, y aprovechando la crisis económica provocada por el descenso del 50% del precio del café, invade Ruanda desde su vecino Uganda. En 1993 los dos países firman un acuerdo de paz (Acuerdo de Arusha).

En 1994 las milicias hutus, son entrenadas y equipadas por el ejército ruandés entre arengas y ánimos a la confrontación por parte de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, dirigida por las facciones hutus más extremas, y que por ejemplo, hizo circular el bulo de que la minoría tutsi planeaba un genocidio contra los hutus. Una de las consignas más repetidas era: "¿has matado ya a tu tutsi?"

Violencia extrema.

Tras el atentado contra el Presidente, comenzó la lucha, perfectamente planeada con anterioridad, conocida como: “la solución definitiva al problema tutsi”. Por aquel entonces, la milicia ruandesa estaba compuesta por 30.000 hombres (un miembro por cada diez familias) y organizados a lo largo del país con representantes en cada vecindario. Algunos miembros de la milicia podían adquirir rifles de asalto Ak-47 con sólo rellenar un formulario. Otras armas, como granadas no requirieron ningún papeleo y se distribuyeron masivamente.

El genocidio fue financiado, por lo menos en parte, con el dinero sacado de programas de ayuda internacionales, tales como la financiación proporcionada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional bajo un Programa de Ajuste Estructural. Se estima que se gastaron 134 millones de dólares en la preparación, con unos 4,6 millones de dólares gastados en machetes, azadas, hachas, cuchillos, y martillos. Se estima que tal gasto permitió que uno de cada tres varones hutus tuviera un machete nuevo.

En abril de 1994 el asesinato del general Juvenal Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés desencadena multitud de masacres en el país contra los tutsis. Se estima que más de 800.000 personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados.

La vergonzante inoperancia de la ONU ante el asesinato de sus soldados.

Al día siguiente, el 7 de abril, la primera ministra Agathe Uwlingiyimana y 10 soldados belgas de las fuerzas de la ONU que la custodiaban, fueron asesinados por la guardia presidencial, acusando al contingente de la ONU de haber derribado el avión del presidente. Este hecho, confirma claramente las sospechas acerca de una trama oculta llevada a cabo por los radicales hutus.



Monumento en memoria de los diez soldados belgas.


Independientemente del motivo utilizado para perpetrar este asesinato, el hecho en sí tuvo una importante repercusión internacional, lo que hizo pensar a muchos que la ONU intervendría firmemente y pararía el terrible conflicto que se avecinaba. Por el contrario, se ordenó la retirada de lo cascos azules, dejando a la población civil sin protección. Esta situación fue aprovechada por los radicales hutus para comenzar el genocidio.

En ese mismo día, Bélgica y Francia, sacan del país a todos sus nacionales, sin preocuparse de los ruandeses, ni siquiera de los que trabajaban en sus empresas. El día 11 de abril, un comunicado de la Cruz Roja Internacional estima que decenas de miles de ruandeses han sido asesinados en tan solo unos días.

Considerando todos los datos y testimonios que se poseen acerca del conflicto, hay que aclarar que éste no fue exactamente un genocidio de hutus contra tutsis exclusivamente, sino que una falange radical y mayoritaria de la etnia hutu fue la que preparó el aniquilamiento masivo tanto de tutsis como también de hutus moderados u opositores del régimen del Habyarimana y cercanos al Frente Patriótico Ruandés (FPR). Por lo tanto, el genocidio no fue sólo de carácter étnico, sino también político. Por otro lado no debemos olvidar que también hubo entre las víctimas miles de ciudadanos de la etnia hutu muertos a manos del FPR. Pese a todo, los datos son claros: se eliminó al 75% de la etnia tutsi.

El papel de Occidente.

Bélgica, potencia colonial, optó desde el principio de su dominio por privilegiar a la minoría tutsi y convertirla en élite. La Iglesia expandió la noción de su superioridad respecto de los hutus y los colocó en los puestos clave de la administración colonial. En 1992, el parlamento belga tuvo conocimiento a través del embajador en Ruanda de que se preparaba una "solución definitiva" del problema étnico, pero no actuó de ningún modo.
Francia firmó un acuerdo de suministro armamentístico con Ruanda en 1975 y, en nombre de la francofonía, apoyó al régimen dictatorial de los hutus radicales a pesar de sus actuaciones inaceptables: sus oponentes tutsis, procedentes del exilio en Uganda, se habían convertido en anglófonos.


Estados Unidos, aliado del actual gobierno tutsi de Ruanda, patrocina la actuación de ese país, junto con Burundi y Uganda, en la guerra de rapiña que tiene lugar en la RD del Congo. Bill Clinton evitó pronunciar ante la prensa la palabra “genocidio” ya que ello les obligaría a la intervención. En lugar de eso, él mismo y su administración se refirieron a lo sucedido en Ruanda como “actos de genocidio”.

En cuanto a la ONU, que en 1993 envió una misión al país (MINUAR) con la finalidad de contener la escalada de violencia, optó por la pasividad cuando se inició el genocidio -visiblemente preparado y cuidadosamente organizado-. Las fuerzas de MINUAR no recogieron las armas que se distribuían entre los milicianos, a pesar de tener el mandato correspondiente y, en el momento inicial de las matanzas, evacuan el terreno y dejan desprotegidas a las víctimas. A pesar de todas las evidencias, la ONU no califica las matanzas de genocidio hasta el 25 de mayo, cuando buena parte de las masacres ya se han consumado.
Un futuro poco esperanzador.
Hoy en dia se ha hecho poco por la reconstrucción de la fraternidad nacional. Se quiere juzgar en Francia al actual presidente y se ha constituido un Tribunal Internacional similar al de La Haya con Yugoslavia. A grandes rasgos la situación del país es la siguiente:
El poder está en manos de un círculo de tutsis cada vez más reducido en torno al "hombre fuerte", Paul Kagame.

Los grupos hutus mantienen sus iniciativas armadas.

El Gobierno ruandés participa activamente en la guerra de la RD Congo.
La represión gubernamental se mantiene intensa: a partir de 1997 se instaló población desplazada en campos vigilados y posteriormente se reinstaló en pueblos -algo que va en contra de la tradición del país: las familias viven dispersas en las colinas ruandesas-. El US Committee for Refugees calculaba unas 600.000 personas desplazadas en 2000.

La situación económica es grave: el 70% de la población viva bajo el nivel de la pobreza.

La aplicación de la justicia es lenta, desigual e ineficaz. Para depurar las responsabilidades del genocidio coexisten los tribunales propios del país, los "gacaca" o tribunales populares (ninguno de los cuales parecen demasiado eficaces) y el TPIR (Tribunal Penal Internacional para Ruanda), con sede en Arusha y qua hasta ahora ha dado muestras de una lentitud extrema. Hay unos 120.000 presos, a la mayoría de los cuales no se les ha abierto proceso. Muchos mueren como resultado de las condiciones en que se encuentran. Las víctimas del genocidio se muestran desanimadas. A veces, un detenido liberado es asesinado...

No existe ninguna iniciativa oficial en favor de la reconciliación.

El hecho de que el genocidio diezmara las élites intelectuales añade dificultades a la recuperación del país.

Se ha trabajado mucho en la reconstrucción de casas.

Proliferan las asociaciones de ciudadanos comunes y corrientes: de mujeres (a menudo solas y con experiencias horrendas a cuestas), de defensa del medioambiente, las cooperativas de crédito, etc. Pero la mas influyente es la de las víctimas, "Ibuka" ("Recuérdalo"), que trabaja contra el olvido y el negacionismo y mantiene algunos lugares como recordatorio, como la iglesia de Nyamata y Murambi.

martes, 13 de noviembre de 2007

Los Balcanes (III). Sarajevo

Mucho se ha hablado de Sarajevo desde el sitio de las tropas serbias. Capital cultural y sede del gobierno, ciudad del cine, ciudad olímpica, ciudad de cementerios, ciudad de la reconciliación, ciudad religiosa, ciudad jubilosa… son numerosos los calificativos que podrían atribuírsele ya que, como muchos han dicho, Sarajevo es la ciudad de los contrastes.

Situada al norte de Herzegovina, la ciudad de Sarajevo se abre paso entre impresionantes montañas cuyas laderas pueblan barrios de casitas que parecen buscar inexistente espacio para continuar creciendo.


El tiempo aquí, diferente al de la costa Dálmata y Móstar, nos dio tregua con un poco de fresco por las noches, lloviznas débiles y tormentas eléctricas que iban y venían en media hora.

Antes de llegar allí, las únicas referencias que tenía de Sarajevo eran las que me había proporcionado la televisión durante los años de guerra y escasas consultas que había realizado por internet.

Esta era la imagen que la tele había forjado en mi mente adolescente sobre el concepto de Sarajevo, allá por 1993.
En esta ciudad están acostumbrados a la presencia de extranjeros. Tropas internacionales supervisan los acuerdos de paz desde el 95 y políticos y empresarios extranjeros, aportan el flujo económico para la reconstrucción, asi que es muy común que cualquiera con el que hables, tenga un inglés tan fluido que podría avergonzar a la mayoría de europeos occidentales.

Allí encontré españoles, italianos, alemanes, británicos, eslovenos y norteamericanos, estos últimos atraidos sobre todo por el Festival de Cine. En Croacia, están acostumbrados a las visitas de turistas en verano. Es mas, podría decir que algunos están molestos por las masificaciones y “precios para guiris” de Dubrovnik y otras zonas costeras. De hecho, algunas veces me recuerdo a mi mismo comentando: “putos bordes croatas, parece que te están haciendo el favor de su vida por cobrarte la compra con esa cara tan larga…” En Bosnia, nunca experimenté esa sensación. Mi experiencia, fue que la gente es cordial y están contentos de poder ayudarte. Es mas, si te quieren timar, que lo hicieron, lo hacen con elegancia y respeto. Recuerdo por ejemplo al taxista que nos llevó desde la estación de autobuses hasta el casco viejo. Nos cobró 5€, pero nos hubiera cobrado 5€ a donde fuéramos. Sabía que era la primera vez que estábamos en Sarajevo y que teníamos serias dudas sobre el lugar al que teníamos que ir. Sabía que no hablábamos el idioma, y sabía que íbamos a pagar y que manejábamos mas viruta que casi cualquier bosnio. Eso si, lo hizo con mas finura que algún taxista madrileño con tres japonesas. Esa fue la primera vez que nos tangaron, la segunda, de forma mas descarada, la mencionaré mas adelante.

Las primeras vistas de Sarajevo son las torres de edificios con restos de metralla y destrozos desde donde se decía, los francotiradores disparaban sin piedad a todo coche que intentara abandonar la ciudad en dirección al aeropuerto. No importaba que fueran mujeres o niños. Barricadas o tranvias derribados en mitad de la via obligaban a los vehículos a reducir la velocidad y serpentear entre los obstáculos. Nadie debía salir del sitio en el que la falta de alimentos, medicinas y productos de higiene desgastaba la moral de la población.
Como en otra entrada mencioné, estos edificios con heridas de guerra conviven con modernos bloques de espejos como el horroroso hotel Holiday Inn, reconstruido y pintado de amarillo, que en su dia albergó a periodistas occidentales que cubrian el asedio y que no se libró de los disparos de mortero.


Una vez adentrados en el casco urbano lo que llama el atención son los tranvías, esta red, construida en 1884, antes incluso que la de Viena, fue la primera de los Balcanes y conserva los mismos vagones desde probablemente épocas de Tito. Durante la guerra, el tranvía era un lugar especialmente inseguro en el que estar. Al igual que toda aglomeración de gente, los tranvías fueron objetivo de atentados, de las balas de los francotiradores y de bombardeos indiscriminados.


Evitando las aglomeraciones de hora punta


El rio Miljacka, atraviesa la ciudad, y a su vez es atravesado por numerosos puentes. En uno de ellos, el Latin Bridge, se cometió el atentado en el que Gavrilo Princip, nacionalista serbio de 20 años, dispararó contra el Archiduque Fernando y su mujer, encendiendo la mecha que daría lugar a la Primera Guerra Mundial.


A lo largo de la ribera se distribuyen edificios que podrían verse a la orilla del Danubio a su paso por Viena o Budapest, probablemente fruto que la herencia de la ocupación austro-húngara dejó impresa en la ciudad. Imagino, que si la ciudad es bella ahora, antes de la guerra y antes de que quedara dilapidada su tradición arquitectónica tras la reconstrucción, debió ser especialmente bella.

El centro de la ciudad y espíritu de la misma es el barrio turco. En un hostel situado en el mismo, tras largas negociaciones (mas de una hora) intercaladas con comentarios sobre las visitas del Ademar de León a Sarajevo y el fútbol y baloncesto español, conseguimos una habitación en el ático del edificio por 12€. La habitación era como un horno. De dia, era imposible permanecer mas de media hora, y gracias a la providencia las noches refrescaban y los mosquitos sarajevinos eran mas piadosos que los de los campings croatas…

El barrio turco, la Bascarsija, construido durante la ocupación otomana, y tradicional centro comercial, económico y cultural, es una zona bulliciosa a todas horas. Hay un mercado cubierto de madera, decorado con arabescos y ventanales cubiertos con celosías, intrincadas calles con puestos de camisetas de equipos locales e internacionales, camisetas de coña de recuerdo, tipo: “rakia, connecting people” o… Bad Bull, con las letras de la conocida bebida, e imaginaros que, entre grosero y sexual, sale haciendo el toro. Recuerdos locales, pipas para fumar, lámparas como las de Aladino, zapatos con la punta en forma de espiral, también como los de Aladino, sombreros árabes rojos y negros, dagas, y toda clase de parafernalia árabe mezclada con utensilios de cocina.


La plaza está rodeada de minaretes de las numerosas mezquitas y madrasas que constituyen el “skyline” de Sarajevo. Los fieles, acuden a las llamadas (algunas sin altavoz, a pleno pulmón) en las horas de oración. Aquí también pueden verse dos iglesias y una sinagoga no muy lejos.


El sentimiento religioso es muy extraño. Por una parte, se dice que Bosnia es la reserva espiritual del mundo musulman en Europa, y esto se ve en que las mezquitas están a rebosar de gente, se vende el Corán, y textos religiosos en la calle, y muchos hombres y mujeres utilizan el atuendo musulman, barba larga ellos, y pañuelo ellas. Todo esto, en contraste, sobre todo, con la juventud, vistiendo a la moda occidental. Ellas, vestidos de nochevieja para cualquier viernes por la noche. Ellos, mas normalitos, bebiendo Sarjevsko (la birra local), rakia (el aguardiente local) o un copazo de JB de importación, pasándolo bien y saliendo hasta las tantas de noche.

El centro neurálgico de la plaza es una fuente de varios caños de estilo musulman, llamada la fuente de las palomas, ya que acuden allí a menudo atraidas por la comida que la gente las ofrece (realmente no se si antes había visto tantas palomas juntas). Hay que mencionar, que Sarajevo ofrece al viandante multitud de fuentes de agua fresca, y no es para menos, ya que la ciudad está rodeada por cinco montañas, alguna de las cuales supera los 2000 metros.


Mención especial merece la comida de Sarajevo. En Sarajevo, no existen los macdonalds ni burrikings, no se si por falta de demanda, o por que estas dos compañias todavía no han puesto sus ojos sobre los Balcanes. Lo que predomina allí, es la carne, los vegetales y los lácteos, influenciados en la forma de cocinarlos por Turquía y por Grecia, por Croacia y por Serbia.

Uno de los platos mas conocidos es el Cevapcici, que son salchichas especiadas de carne de cordero a la brasa, servidas en el interior de medio pan de pita y acompañadas de cebolla picada cruda. Muy consumido para desayunar.


El Burek, otro plato muy famoso que se vendía en racciones de 250 gr, medio kilo o kilo, es un plato mas elaborado y lleva carne picada de cordero en canelones de hojaldre, todo ello especiado con menta, limón y pimienta. He oido de gente que dicen les empalagaba este plato. A mi me resultaba delicioso…


Que no tuvieran macdonalds no significaba que no tuvieran hamburguesas, pero era inevitable el sello local. Te las servían en pan de pita y con salsa de yogur, como la de los kebaps.

La comida, solía ser acompañada por el yogur para beber, que aquí en España, no he conseguido comprar en ningún lugar. No se parece a los yoplait que nos tomamos, pero creedme, está muy bueno con platos de carne, y es posible esta combinación ya que el yogur, ni es especialmente dulce ni especialmente amargo.

Sigamos con Sarajevo... Del barrio turco parte una de las principales calles de la ciudad, llamada Marsala Tita, en ella está la catedral católica, y la calle en general podría parecerse a una de las grandes avenidas de las ciudades europeas, con comercios modernos, agencias de viajes, ópticas, tiendas tipo berska, cafés, terrazas… Al final de esta calle está la llama permanente en recuerdo de los fallecidos, y a escasos metros un agradable parque donde se daban crueles contrastes. Por un lado, los niños jugaban, los moteros de soleado sábado por la mañana hacían cabriolas y las parejas retozaban en los bancos, en convivencia inmediata con las tumbas musulmanas esparcidas por todo el césped del parque, que no dejaban dudas con solo consultar las fechas; 1993, 1994, 1995. Durante el sitio, la ciudad se quedó pequeña para enterrar a sus muertos y las tumbas pueden encontrarse en parques, jardines y verdes, a la vista de todos y un poco mas ocultas. 11.000 muertos para una ciudad, son muchos muertos.



Siguiendo la carretera, en esa misma dirección, se encuentra la Avenida de los francotiradores, macabro nombre con la que se la conoce popularmente. Esta avenida, lleva a la zona industrial de la ciudad y al aeropuerto, via de escape del Sarajevo sitiado. En una casa cercana al aeropuerto el ejército bosnio construyó un tunel que llevaba al interior del aeropuerto, que era zona Internacional protegida por la ONU. Durante meses, el ejercito agresor no supo de la existencia de ese túnel, pero cuando cayeron en la cuenta, extremaron la vigilancia de la zona y fueron muchos los que cayeron intentando alcanzar la entrada del túnel.

10€ por dar una vuelta en ese A6

Nosotros, no llegamos a ver mas que la entrada, ya que cuando llegamos (a las 4 de la tarde) la casa ya estaba cerrada. Un empleado del hostel nos cobró 10€ por persona por contratar un taxi hasta allí a nosotros y a una pareja hispano-sueca (se repartieron el dinero el taxista y él). La casa estaba cerrada, asi que cuando por la noche volvimos a verle prometió que al dia siguiente por la mañana haríamos de nuevo la visita. Pasada la noche, se las arreglo para no aparecer por el hostel de nuevo y esquivarnos de ahí en adelante.

En todos los lugares turísticos existe esta picaresca con los turistas, podemos verlo aquí, en nuestra España, en Marruecos y en Estambul. Yo recomiendo a los que quieran hacer esta visita, que cojan un taxi por su cuenta, que acuerden el precio previamente con el taxista y que tengan en cuenta que luego se les va a volver a cobrar por entrar en el tunel.

Coincidió con nuestra visita la celebración del Festival de Cine de Sarajevo, mas bien la clausura, y allí presentaban sus películas Gus Van Sant, Michael Moore y Steve Buscemi entre los mas conocidos. No conseguimos ver a ninguno de ellos, pero el ambiente que se vivía en la ciudad, y sobre todo en los alrededores del recinto principal era increíble. Las películas se proyectaban en versión original con subtitulos en inglés, y el público extranjero era numeroso. Este festival, nació durante los años del sitio, donde para divertirse y alegrar un poco el espíritu proyectaban películas con una masiva afluencia de público. Después de la guerra, el festival se convirtió en uno de los diez mas importantes de Europa, siendo Sarajevo, el centro cinematográfico mas importante de los Balcanes. Actualmente, compiten por los premios importantes producciones europeas y norteamericanas, pero sobre todo se da a conocer el cine croata, serbio, húngaro, turco, ruso, y aún queda sitio para las producciones orientales de China o Japón, que dejan perplejo al espectador no acostumbrado…

¿Estaría Steve Buscemi en el Holiday Inn?

Las noches de los fines de semana en Sarajevo son muy animadas, especialmente cuando llega el buen tiempo. Hay muchas terrazas, donde tomar Sarajevsko y zumo de limón. Pubs de estilo occidental que permanencen abiertos hasta después de las cinco, discotecas…

La impresión que me dio es que la juventud bosnia no quiere saber nada de la política del enfrentamiento, quieren cerrar las heridas (allí cada uno tiene su historia personal), les apetece emborracharse, reir y disfrutar de las cosas buenas que les ofrece la vida. Como antes dije, ellas salen muy elegantes y la musica en los pubs varía desde el turbo-folk, éxitos locales y electrónica made in germany.

Para despedirnos de Sarajevo, visitamos una colina desde la cual se podía contemplar toda la ciudad al atardecer. Llegar hasta allí requiere subir empinadas cuestas y pasar a traves de un cementerio que merece la pena ver. Nunca había contemplado un cementerio tan grande, y lo curioso es que unos 500 metros a la derecha hay otro del mismo tamaño.


Esta parte de Sarajevo forma parte de los contrastes antes mencionados. Aquí daba la sensación de estar en un pueblo, las casas eran pequeñas, y los crios y los perros y gatos estaban por la calle como pedro por su casa, los unos jugando con un balón, los otros olisqueando a los extraños, y los terceros bostezando a la sombra. La vista desde el alto es espectacular; las cinco colinas y Sarajevo en el valle, surcado por multitud de minaretes y edificios modernos al fondo.

Para finalizar, recomiendo a todos esta ciudad. No se parece a ninguna otra que haya visto y estoy seguro de que a nadie va a dejar indiferente. Su historia reciente, sus pequeños placeres, y la calidez y peculiaridad de sus gentes la hacen de verdad especial.


Bosnia, todavía no es un país inundado por el turismo, pero tiene un gran potencial, por su naturaleza exuberante, sus montañas, sus estaciones de esquí y sus ciudades. Los precios todavía son muy asequibles, asi que ánimo, ánimo!

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Ante Gotovina, artífice de la independencia croata.

Héroe y villano para unos y otros, se enfrenta a la mas que probable cadena perpetua.

En noviembre de 2005 la Policía Nacional de Las Palmas de Gran Canaria investigaba el paradero de los miembros de una banda de albano kosovares que habían cometido diversos robos en almacenes y empresas de la zona. La búsqueda se extendía por los hoteles y los agentes comprobaban periódicamente los pasaportes de Europa del este. Durante un chequeo rutinario se percataron de que la foto del pasaporte fotocopiado que un hotel les había enviado coincidía con la de uno de los fugitivos mas buscados por INTERPOL.


Tras localizarlo, fue sometido a una estrecha vigilancia siguiendo todos sus movimientos y averiguando la identidad de las personas con las que mantenía contacto, hasta que finalmente se dio la orden para su detención. El mandato de arresto fue precedido de un férreo control en las inmediaciones del hotel ante la posibilidad de que el prófugo y su acompañante estuvieran armados. Las contramedidas de seguridad, con agentes apostados en la calle y en vehículos camuflados, se diseñaron para abortar una posible huida.

Finalmente, fueron dos policías de paisano los que se acercaron a la mesa del restaurante del Hotel Bitácora en la Playa de las Américas, donde cenaba en compañía de su guardaespaldas. Los agentes les enseñaron sus placas y los detuvieron sin que ofrecieran resistencia, siendo trasladados a la Comisaría Sur de Tenerife, en cuyos calabozos pasaron la noche.

La Policía Nacional había dado con uno de los tres hombres mas buscados de Europa. Criminal de guerra para La Haya, héroe nacional para muchos de sus compatritotas, el fugado, que había sido hasta ahora el principal escollo para la adhesión de Croacia a la Unión Europea, había sido capturado.



Ante Gotovina, de 49 años, llevaba en paradero desconocido desde 2001, cuando fue acusado como jefe de las fuerzas croatas de: "planificar, instigar y ordenar entre julio y noviembre de 1995, deportaciones, asesinatos, desplazamientos, persecución de personas, saqueo y destrucción de bienes públicos y privados, destrucción de ciudades, pueblos y aldeas, sin motivo".



La autoproclamada República Serbia de Krajina en rojo


Ante Gotovina dirigió la 'Operación Tormenta', en la que Croacia recuperó la región de la Krajina, que había pasado a manos serbias. En tres días implantó el terror indiscriminado por donde pasaba con sus tropas (el Tribunal Internacional le acusa de ordenar y participar en el asesinato en masa de 150 civiles sólo durante esta operación), al mismo tiempo que preparaba corredores de escape para forzar que las poblaciones asediadas, aterrorizadas por sus métodos, salieran huyendo hacia Serbia abandonando hogares, propiedades y haciendas, que fueron saqueados y quemados. Desde entonces a los serbios se les ha impedido volver por cualquier medio. Bien fuera a través de una variedad de ardides burocráticos, bien tratando brutalmente o asesinando a los pocos que quedaron.


Vida de película de acción.

Ante Gotovina, hijo de un pescador, nació el 12 de octubre de 1955 en la isla adriática de Pašman, cerca de Zadar.

Con 16 años abandonó su casa para trabajar como marinero. Con 18 años, escapó de Yugoslavia para unirse a la Legión Extranjera de Francia bajo el pseudónimo de Ivan Grabovac.

Se hizo miembro del regimiento de paracaidistas y después de su formación en Pau se unió a la Élite de Comandos de Acción que actuaban en África. Durante esos años conoció a sus “hermanos de armas”, Dominique Erulin y su hermano Philippe, famoso por sus “técnicas” de interrogatorio durante la guerra de independencia de Argelia (1954-62).

Gotovina participó en operaciones en Yibuti, Kolwzi, en Zaire y en Costa de Marfil y se convirtió en el conductor del Coronel Erulin. Después de cinco años de servicio abandonó la Legión con el cargo de caporal chef y obtuvo la nacionalidad francesa en 1979.

Durante los 80 Gotovina trabajó en una serie de agencias de seguridad, incluyendo KO Internacional, que es una filial de VHP Security. Esta compañía fue conocida por ser una tapadera del “Servicio de Acción Cívica” grupo especialistas en acciones encubiertas para el movimiento gaullista. KO Internacional también fue la empresa de seguridad personal de Jean-Marie Le Pen. En Mayo de 1981, con Erulin, Gotovina formó un comando para ayudar al editor Jean-Marie Mouchard, un íntimo de Le Pen cuyas oficinas de prensa se encontraban ocupadas por huelguistas del Comité General de Trabajadores.

Según los archivos policiales franceses, el nombre de Gotovina aparecía en las fichas policiales por robos en joyerías y extorsión. Gotovina y Erulin volaron a Latinoamérica, donde entrenaron a formaciones paramilitares de extrema derecha, sobre todo en Argentina, Chile, Colombia y Guatemala.

Durante un viaje a Francia es detenido y sentenciado en 1986 a cinco años de prisión. Sale al año siguiente, en circunstancias que demuestran que tenía protectores importantes.

En los 90 su rastro es encontrado en Paraguay. En el 91, en un bar en Iguac, su destino cambia para siempre. Allí conoce a algunos refugiados croatas que le hablan de las masacres de policías croatas en las afueras de Vukovar. En este momento, decide volver a su país de origen y ofrecer sus servicios como militar.


Allí se alista en la Guardia Nacional Croata, la primera organización que dará lugar al ejército croata. Fue un efectivo comandante y tenía una ventaja que tenían muy pocos soldados croatas: experiencia en combate. Luchó en Eslavonia Occidental y llamó el atención de sus superiores. En 1992, Gotovina fue ascendido a Brigadier, un cargo solo por debajo de Coronel.

El pasado de Gotovina era sabido por el Ministro de Defensa Gojko Susak y el Presidente Franjo Tudjman, pero prefirieron ignorarlo o pasarlo por alto ya que Gotovina les estaba prestando un precioso servicio en ese momento.

En este periodo, junto a Janko Bobetko y Anto Roso organizó la “Operación Maslenica” que restituyó la continuidad territorial de Croacia en Dalmacia.


En 1994, fue promocionado a General y asumió el mando del distrito militar de Split. Desde allí organizó la defensa de Livno y Tomislavgrad de las tropas serbo bosnias de Ratko Mladić. Lideró la conquista de Glamoč y Bosanko Grahovo lo que le permitió sitiar Knin, la capital de la autoproclamada República Serbia de Krajina.

Knin, hoy en dia.

Esto, aseguró las condiciones para el rápido éxito de la “Operación Tormenta” desarrollada en 3 dias (4, 5 y 6 de Agosto de 1995) en la que los croatas tomaron el mando de Knin, la que ellos llamaban “ciudad real” ya que fue la residencia de los reyes del estado medieval croata.

El Tribunal de La Haya demanda su detención.

En 2001, con una Croacia independiente y reconocida y con el Tribunal para la Antigua Yugoslavia de La Haya funcionando a pleno rendimiento, se dicta la orden de detención de Gotovina, posteriormente transmitida al ejército Croata. Antes de esa fecha y probablemente avisado por sus contactos, Gotovina rechazó la legitimidad del Tribunal y huyó con su pasaporte francés, renovado en la Embajada francesa, que no se opuso pese a que la acusación oficial era inminente. Desde ese momento comenzó la caza de Gotovina. La Corte de Zagreb emitió la orden de arresto. Estados Unidos ofreció por él una recompensa de 5 millones de dólares, y su nombre, apareció junto al de Radovan Karadzic y Ratko Mladic.


Por aquel momento, Croacia estaba administrada por el gobierno de centro izquierda de Ivica Racan, que temía que la captura de Gotovina tuviera graves consecuencias por parte de sus simpatizantes. Se dice que en los servicios secretos croatas, Gotovina tenía apoyos que le ayudaron a evadir la justicia.

En diciembre de 2003, Ivo Sanader, de la derecha croata, fue elegido Primer Ministro. Con él, el nacionalismo croata relajó su discurso e incluso consiguió el apoyo de la minoría serbia, pero lo mas importante fueron las pretensiones de Sanader de hacer de Croacia un miembro de la Unión Europea, y el precio era la entrega de Gotovina.

Con la elección de Sanader la caza fue considerablemente intensificada. El gobierno de Croacia, incluso juró que Gotovina no estaba en suelo croata. De todos modos no fue suficiente para la Unión Europea. En marzo de 2005 se pospusieron las negociaciones. Reino Unido, Holanda, Finlandia, Dinamarca y Suecia habían decidido: negociaciones no antes de extradición. Los del antiguo bloque Austro-Húngaro, llamados: Austria, Hungría y Eslovenia, no fueron lo suficientemente fuertes para cambiar la balanza.

Las fronteras croatas fueron tan intensamente controladas que la tasa de criminalidad descendió un 10 por ciento. Cada denuncia sobre el paradero de Gotovina, incluso las mas fantásticas fueron investigadas.

Finalmente, el Tribunal de La Haya confirmó la total cooperación de Croacia con la Corte. En el Tratado de Luxemburgo se resolvió comenzar las negociaciones para el ingreso de Croacia en un tratado en el que Austria ganó la admisión de Zagreb a cambio de renunciar a la oposición de negociaciones con Turquía.

Gotovina todavía estaba lejos. De todos modos, es sabido que Croacia lo localizó en España en Septiembre de 2005 pero no reveló esa información por razones de seguridad en ese momento. La escapada de 4 años del General Gotovina finalizó, un 8 de diciembre, en un lujoso hotel de las Islas Canarias mientras cenaba con un amigo.


Su huida crea reacciones contrariadas en Croacia

Los distintos puntos de vista hacia Gotovina dividieron a la sociedad croata. Muchos piensan en Gotovina como héroe de guerra y objetan la acusación de crímenes ya que son actos que se cometieron durante una guerra de independencia. Otros piensan que el progreso y el destino de Croacia depende mucho mas que la fe de un solo hombre, y se preguntan por que la entrega voluntaria a La Haya del General Ademi no fue seguida por Gotovina.

Durante la huida, Gotovina se convirtió en un icono en la cultura popular croata. Marko Perković y Miroslav Škoro, dos músicos conocidos por sus tendencias de derecha, compusieron letras implícitamente implorando la suerte y la huida del General. Ambas canciones se convirtieron en éxitos, especialmente entre la audiencia mas joven.



En 2001 el escritor Nenad Ivanković escribió Ratnik - pustolov i general (jedna biografija (Guerrero – aventurero y General (biografía). El cineasta Dejan Šorak escribió y dirigió Dva igrača s klupe (Two players from the bench) estrenada en 2005 cuyo argumento se inspiraba en los acontecimientos ocurridos en torno a la acusación de La Haya.


Two players from the bench

Gotovina posee popularidad en su país por varios factores, el mas obvio, que el general es visto como un héroe por algunos. Su fuga concuerda con el antiguo estereotipo de un rebelde fuera de la ley, una persona que desafía las distantes y tiránicas autoridades, en este caso las de La Haya, Bruselas, y otras capitales occidentales cuyos gobiernos demandan su arresto.

Este tipo de cultura del rebelde fugitivo es especialmente celebrada y fuerte en las regiones dinámicas como el interior de Dalmacia y las zonas vecinas pobladas por croatas en el Oeste de Herzegovina, y en general en todo los Balcanes. Otros croatas, a pesar de su condición regional, persuasión política o incluso actitud hacia las atrocidades de los tiempos de guerra ven la huida de Gotovina como un acto de desafío hacia la estabilidad política de Croacia.
Captura y extradición.

Cuando en diciembre de 2005 la policía española acabó con su huida en un hotel de Tenerife portaba un pasaporte croata con el nombre simulado de Kristijan Horvat. Contenía sellos fronterizos de varios países, entre los que se encontraban Argentina, Chile, Rusia, China, República Checa y Tahití. También se descubrió la suma de 12.000 € en su habitación.


Hotel Bitácora

Gotovina fue inmediatamente trasladado a Madrid y posteriormente extraditado a La Haya. En la acusación, Gotovina declaró que no era el hombre que se describía en cada uno de los cargos. Los medios de comunicación croatas han reportado que el gobierno de ese país contribuyó en los fondos para la defensa de Gotovina y que incluso descongeló las antiguas cuentas del general para asistencia financiera.

Junto a los serbios Radovan Karadzic y Ratko Mladic, todavía en paradero desconocido, Gotovina era uno de los criminales de guerra más buscados por la justicia internacional. Sin embargo, ni aun cuando todos los jefes políticos y militares serbios y croatas responsables de crímenes contra la humanidad estén sentados ante el Tribunal de La Haya podrá darse por concluida la lucha de las víctimas y de la justicia contra el genocidio de los Balcanes.

En estos momentos Gotovina se encuentra en La Haya para ser juzgado por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad (su juicio debía empezar en mayo pasado, pero se aplazó por problemas con los abogados de la defensa).

Junto al asedio de Sarajevo, la destrucción de Dubrovnik, la matanza de Srebrenica y la huída de los kosovares, la expulsión de los serbios de Krajina comandada por Ante Gotovina está considerado como uno de los episodios más infames de las guerras yugoslavas.

“Reconocer precipitadamente a Croacia traerá un desastre a los Balcanes” Con estas palabras, el secretario general de la ONU, el peruano Ernesto Pérez de Cuéllar, dirigía una carta urgente al canciller alemán Helmut Kohl a comienzos de 1991.